martes, 20 de septiembre de 2016

Literatura Catalana (Caterina Albert i Paradís [Víctor Balaguer])

Nacio en L'Escala (Girona) el 11 de septiembre de 1869 - 27 de enero de 1966, más conocida por el pseudónimo Víctor Català, fue una escritora catalana, conocida sobre todo por su novela "Solitud" (1905).
Era hija de una importante familia de propietarios rurales y su padre espoleó sus aficiones artísticas, de forma que muy joven (14 años) comenzó a pintar y a escribir. Se suscribió a "La Renaixença" y colaboró en el "Almanach de l'Esquella de la Torratxa". En esta publicación de carácter satírico publicó sus primeros textos, poemas de temática amorosa, entre 1897 y 1900 bajo el pseudónimo de "Virgili d'Alacseal".

Se dio a conocer en la escena literaria con su verdadero nombre de Caterina Albert en los Jocs Florals de Olot el 1898, donde le premiaron el poema "El llibre nou" y un monólogo, "La Infanticida". Este último causó escándalo por la temática y el tono con que estaba escrito, y el escándalo aumentó cuando el jurado supo que lo había escrito una mujer, por lo que desde entonces, firmó bajo el pseudónimo masculino de "Víctor Català", un personaje de una novela, Càlzer d'amargor, que en aquel momento estaba escribiendo y terminó inacabada. Pero éxito más grande se debió a la novela Solitud (1905), encuadrada dentro del Modernismo catalán y que ha pasado a ser un clásico de la literatura catalana moderna. En esta obra, un drama rural que logra conjugar naturalismo y poesía, Víctor Català refleja, a través de su personaje principal femenino, Mila, la búsqueda de la propia invidualidad y la lucha de la mujer dentro de su entorno social. Fue premiada con el premio "Fastenrath" en 1909 y traducida a varios idiomas.
El corpus narrativo se presenta coherente y cohesionado a través de diversos ejes temáticos como la locura, la violencia, el tratamiento del entorno, el destino. Al igual que "Solitud", sus narraciones, que ella denominó dramas rurales (título de su primera colección en 1902), son intensamente originales y llenos de fuerza.

Sin embargo, la soltería persistente y la fuerza expresiva calificada de "viril" propiciaron una cierta leyenda fruto de la sorpresa y el malestar de los críticos ante una mujer que escribía con tanto desparpajo. Desde el principio, la temática recurrente en torno a la mujer y el mundo rural rezuma una visión profundamente pesimista y amarga del individuo y la sociedad, lejos de idealizaciones bucólicas y profundamente arraigada en la tierra, que hay que relacionar con Guy de Maupassant y Henrik Ibsen. Se trata del determinismo naturalista junto con una concepción simbólica que remite a un fatalismo cósmico que engloba y domina el sentido de la vida humana.

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