lunes, 5 de septiembre de 2016

Literatura Catalana (Antoni Febrer i Cardona [II])

Entre 1804 y 1807 compuso "Principios generales de la lengua menorquina", "Principios generales de la lengua francesa", "Principios generales y particulares de la lengua francesa" entre otras obras, y de 1821 a 1824 "Principios generales y particulares de la lengua menorquina," (respuesta a algunas dudas sobre los principios generales y particulares de la lengua menorquina), "Notas sobre la pronunciación y la ortografía menorquina". Tradujo clásicos latinos entre 1805 y 1808 (Los libros de Cicerón de la vejez, de la amistad, los Paradoxos y el Sueño de Escipión; Las fábulas de Fedro; Las Bucólicas de Virgilio) y de 1832 a 1835 (Historias elegidas de autores profanos I y II); recopiló poesía popular entre 1810 y 1815 (Glosa sobre las principales fiestas del año; Recopilación de diferentes poesías menorquinas, principalmente de las coplas que se cantan en las fiestas de algunos santos abogados, entre otros) y las traducciones teatrales de 1832 a 1838 (Filocrís o el avaro; Damocles o el filósofo reinante; José vendido por sus hermanos; José, intendente de todo Egipto; Daniel o el verdadero culto de Dios establecido en Oriente); las obras de temática religiosa, en cambio, están presentes a lo largo de toda la producción (desde la Parábola del hijo pródigo, de 1803, hasta una traducción de los Salmos de David de 1840). También cabe destacar la notable aportación a la lexicografía que supone su Diccionario menorquín, español, francés y latino. Se relacionó con los intelectuales de su tiempo, pero procuró alejarse de la política y de la vida pública. Sabemos, sin embargo, que en 1812 fue Vocal en la Junta Suprema de Mallorca -aunque intentó, en vano, renunciar- y que, en 1815, fue nombrado director de la Escuela de primeras letras de Mahón, cargo que dejó en 1819 en favor de Joaquín Pons Cardona. Consta que corrigió algunas glosas del maestro Gaspar Cardona, poeta popular mahonés fallecido en 1826; que trató a menudo de temas lingüísticos, muy especialmente con José Togores, Conde de Aiamans, y con Francisco Mayol, Bartolomé Serra y Joan Binimelis, a los que conoció a raíz de su estancia en Mallorca, y que tuvo buenas relaciones con Joan Ramis y Vicenç Albertí y otros miembros de los círculos culturales isleños. Pero es evidente que prefería recluirse en la biblioteca familiar, cuyo volumen incrementó notablemente, y buscar la compañía de sus libros, una gran parte de ellos adquiridos fuera de las imposiciones censoras de la Inquisición.

Vivió la implantación definitiva de las armas españolas, con un breve paréntesis de ocupación militar inglesa, entre 1789 y 1802. Los años del cambio de siglo se destacaron por una dedicación intensa a su obra, escrita íntegramente en catalán. Se conservan casi noventa manuscritos de su puño y letra y se tiene noticia de otros cinco que se han perdido, pero solo pudo disfrutar de una publicación en vida (El eczercici de la Vía Crucis, 1811, segunda edición, 1846). Más de un siglo después, comenzaron a publicarse sus obras en La Página Menorquina y, ya más adelante, se le ha ido editando esporádicamente; en 2001, su Diccionario menorquín, español, francés y latino

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