lunes, 5 de septiembre de 2016

Literatura Catalana (Antoni Febrer i Cardona [I])

Nacio en Mahón (Menorca), 1761 - 1841. Fue un gramático, lexicógrafo, traductor y poeta menorquin en catalán. Fue uno de los máximos exponentes de lo que se llamó Grup Il·lustrat Menorquí o Grupo ilustrado menorquín junto con Joan Ramis y Joan Roca Vinent, con los que formó parte de la Sociedad Mahonesa de Cultura, que desde fines del siglo XVIII renovó las ciencias, artes y letras de la isla. Fue un apasionado defensor de la lengua y la cultura en lengua autóctona y, muy cerca de una vertiente humanista de entender el mundo y el arte en general, se enfrentó a algunos acontecimientos del momento, como la fuerte imposición del castellano en todos los ámbitos de la vida isleña.

Nació en una familia acomodada en plena dominación francesa de la isla dos años antes de que se iniciara un segundo periodo de dominación británica, que se prolongaría hasta el 1782. Como hijo segundón, carecía de patrimonio propio y estuvo siempre a expensas de su hermano mayor, aunque tuvo siempre lo suficiente de la herencia familiar como para llevar una vida cómoda. Se benefició en particular de la espléndida biblioteca paterna, formada ante todo de libros de derecho y notaría, pero también ampliamente surtida de diccionarios, gramáticas, clásicos grecolatinos y compendios de oratoria, entre otros géneros.

Se doctoró en ambos derechos (iuris utriusque) en la Universidad de Avignon en 1784, dos años más tarde que su hermano Rafael, siguiendo la costumbre burguesa y aristocrática menorquina de entonces de concluir estudios en Montpellier o Avignon antes que en Cervera o Barcelona.

De 1784 a 1800, año en que fechó su primera obra, "La prosodia de P. Álvarez", transcurrieron dieciséis años durante los que fueron desapareciendo las manifestaciones culturales que habían hecho posible un brillante periodo de la literatura menorquina. Tal vez esto le predispuso a iniciar una ingente labor como gramático, lexicógrafo, poeta y traductor al servicio del humanismo y de la lengua propia en su madurez, ya frisando los cuarenta. Tomó la decisión de oponerse a la general castellanización de la vida isleña y reavivar el interés por la lengua isleña. Sometió sus escritos en catalán a una exigente lima.

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