Las autoridades le describen como el asesino más terrible de la historia en Ucrania y de la antigua Unión Soviética, mientras que las familias de las numerosas víctimas lo califican de "animal", "ser monstruoso" y "bestia demoníaca".
Los hechos se producían entre octubre de
1995 y marzo de 1996. En aquellos seis meses, la región de Zhitomir
vivió aterrorizada por una serie de 43 asesinatos que Onoprienko había
ido sembrando. La Nochebuena de 1995 se produjo el ataque a la aislada
vivienda de la familia Zaichenko. El padre, la madre y dos niños muertos
y la casa incendiada para no dejar huellas fue el precio de un absurdo
botín formado por un par de alianzas, un crucifijo de oro con cadena y
dos pares de pendientes. Seis días después, la escena se repetía con
otra familia de cuatro miembros. Víctimas de Onoprienko aparecieron
también durante aquellos seis meses en las regiones de Odesa, Lvov y
Dniepropetrovsk.
Estas matanzas incitaron a la segunda
investigación delictiva más grande y complicada en la historia ucraniana
(la primera había sido la de su compatriota Chikatilo). El gobierno
ucraniano envió una buena parte de la Guardia Nacional con la misión de
velar por la seguridad de los ciudadanos y, como si el despliegue de una
división militar entera para combatir a un solo asesino no fuera
bastante, más de 2000 investigadores de las policías federal y local.
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