Onoprienko, de 39 años, estatura media,
aspecto de deportista, racional, educado, elocuente, dotado de una
excelente memoria y desprovisto de piedad. Soltero, padre de un niño,
reconoció haber tenido una infancia muy difícil: su madre había muerto
cuando él tenía 4 años, y su padre y su hermano mayor lo habían
abandonado en un orfanato. De adulto, para ganarse la vida, se había
embarcado como marino y había sido bombero en la ciudad de Dneprorudnoye
(dónde su ficha laboral le describe como un hombre “duro, pero justo”).
Luego había emigrado al extranjero para trabajar de obrero durante ese
tiempo, pero confesó que su fuente primaria de ingreso era criminal: los
robos y asaltos.
El peritaje médico lo ha calificado como
perfectamente cuerdo que puede y debe asumir las consecuencias de sus
actos. El mismo se define como un "ladrón que mataba para robar": "Mataba para eliminar a todos los testigos de mis robos"
Por este motivo puede ser condenado a la
pena capital por crímenes premeditados con circunstancias agravantes.
El presidente ucraniano, Leonid Kuchma, dijo que dará explicaciones al
Consejo de Europa para violar en este caso la moratoria de ejecución de
la pena de muerte que su país mantiene desde marzo de 1997. Gracias al
convenio con el Consejo de Europa, 81 penas de muerte dictadas
últimamente en Ucrania no se han ejecutado. La declaración del
presidente Kuchma anuncia que se va a hacer una excepción con
Onoprienko.
En un momento determinado de la
investigación, el acusado afirmó que oía una serie de voces en su cabeza
de unos "dioses extraterrestres" que lo habían escogido por
considerarlo "de nivel superior" y le habían ordenado llevar a cabo los
crímenes. También aseguró que poseía poderes hipnóticos y que podía
comunicarse con los animales a través de la telepatía, además de poder
detener el corazón con la mente a través de unos ejercicios de yoga.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com [texto: Margarita Bernal]
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