miércoles, 6 de enero de 2016

Asesinos en Serie (Phoolan Devi [V])

Ya al día 23, los hermanos Ram la liberaron y le pidieron que fuera a traer agua del pozo del pueblo. Ella estaba cansada, débil, sucia, llena de moretones, e intentó negarse a traer agua pero Sri Ram la hizo retorcerse en el suelo con una patada brutal que le dio en el estómago a modo de represalia. Para rematar, le quitó la manta que llevaba y la obligó a ir desnuda a ver agua, ante el escarnio y las risas de los hombres de Behmai, que en lugar de compadecerse fueron tan crueles que le escupieron…
Por fortuna, esa misma noche y después de que los hermanos Ram se marcharon, Santosh Pandit, un amigo de Phoolan y de un sacerdote de un pueblo cercano, entró silenciosamente a la habitación en que estaba Phoolan, la sacó, la escondió en la parte trasera de una carreta de bueyes y se la llevó. Posteriormente, con la ayuda del bandido Man Singh, Phoolan fundaría su propia banda y, diecisiete meses después del día de su liberación, derramaría sangre en Behmai durante el día de San Valentín, todo a modo de venganza.
 El 14 de febrero de 1981, la pandilla de Phoolan asaltó la rica aldea de Behmai, en la cual, para aquel entonces, vivían unas 50 familias de la casta guerrera y terrateniente de los Thakur, segunda más importante en el sistema brahamánico de castas.
El plan era perfecto: Behmai era una ciudad aislada y había que cruzar el río, caminar por el campo y atravesar terrenos difíciles a fin de alcanzarla. Eso era conveniente por un lado; pero, por otro, hacía que los visitantes pasasen menos desapercibidos, así que Phoolan hizo vestirse de policías a los veinte miembros de su banda, y gracias a eso entraron sin despertar sospechas, pudiendo colarse en medio de los preparativos que se estaban haciendo para una enorme boda de San Valentín.
La banda, a fin de engañar, pretendió ser dirigida por un joven que llevaba una chaqueta de color caqui con tres estrellas de plata propias de un superintendente de Policía. Phoolan llevaba puesto un lápiz labial brillante, tenía pintadas las uñas de rojo, se había cortado el cabello de manera diferente, tenía una pistola Sten colgada en el hombro, y una banda llena de balas le cruzaba todo el pecho, al estilo de los revolucionarios mexicanos.
Todo era extraño, pues Phoolan llevó a su grupo al santuario de Shiva que estaba cerca. Allí, ella y los demás oraron, después algunos hombres se dispersaron estrategicamente para rodear a los Thakur, y entonces Phoolan encendió el megáfono que cargaba y dijo: "¡Escuchen, chicos! Si ustedes aman sus vidas, alcen las manos y pongan ante ustedes todo el dinero, la plata y el oro que tengan. Y escuchen nuevamente: sé que Lala Ram y Sri Ram se esconden en esta aldea, y si no me los entregan, voy a meter mi pistola en sus culos y se los partiré. Les habla Phoolan Devi. ¡Jai Durga Mata!".
Tras acabar de hablar, Phoolan ordenó a sus hombres que empiezen la búsqueda, mientras ella permaneció en el pozo, observando todo con atención hasta que, tras casi una hora, sus hombres volvieron y le informaron que no habían visto rastro alguno de los Ram y que todos negaban haberlos visto. "¡Mienten! ¡Yo les enseñaré a decir la verdad!", exclamó Phoolan y, acto seguido, ordenó juntar y rodear a todos los hombres jóvenes de la aldea, colocando a treinta de ellos en una fila frente al pozo.
Entonces se les acercó con autoridad, les escupió a unos cuantos y dijo: "A menos que me digan dónde están esos bastardos, los asaré vivos". Pese a las amenazas, los hombres insistían en no haber visto a los Ram; y Phoolan, furiosa, empezó a pasearse recorriendo la fila de rehenes, arrancándoles los turbantes y golpeándoles los genitales con la culata de su rifle.
Posteriormente, y aún sigue siendo materia de debate si fue o no Phoolan quien dio la orden, se ordenó a los 30 rehenes caminar hasta un terraplén verde frente al río, donde los hicieron arrodillarse y soltaron una lluvia de balas, matando a 22…
El suceso narrado constituyó la mayor masacre perpetrada por dacoits desde la creación de la India moderna, y fue un auténtico grito de insurrección contra el stablishment, ya que: 1) había sido dirigido por una mujer, siendo éstas consideradas como inferiores a los hombres, 2) habían muerto más personas que en cualquier otra masacre dacoit, 3) las víctimas eran de una casta superior, y los victimarios de castas inferiores.


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