Si en la primera de las leyendas sobre
la fundación de la ciudad la podemos relacionar con la existencia de la
Vía Hercúlea, la segunda, como toda leyenda, guarda algo de verdad, ya
que la colonia de Massalia, formada por foceos, estableció numerososas
colonias en las costas occidentales del Mediterráneo, entre ellas las
de Empuries o Rodes y bien podría ser que se dejaran ver por estas
tierras. Para entender el origen de esta leyenda, más que en fijarnos en
la presencia de foceos en esta orilla del Mediterráneo lo tenemos que
hacer en la etimología y el usa que de ella hacían los cronistas
medievales, no es difícil imaginar que estos cronistas dedujeran que
para ellos Barchinona fuera una deformación del latín barcha nona, más
si tenemos en cuenta que por aquella época el latín que usaban y
comprendían no era ni mucho menos el latín clásico.
La última de las leyendas, seguramente la que mejor ha llegado hasta
nuestros días, que atribuye la fundación de Barcelona a Hércules toma
como base la anterior, pero esta vez la barca que se extravía, la nona,
es en la que se encuentra el propio héroe y la expedición de la cual
formaba parte esta no era para fundar una nueva ciudad, si no que esta
no era otra que la de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de
oro, esta nueva leyenda se popularizó tras la celebración en Barcelona
del XIX capítulo de la Orden del Toisón, presidido por Carlos V y que
fue el primero en celebrarse fuera de los históricos territorios del
ducado de Borgoña.
Seguramente la pervivencia de estas leyendas hasta nuestros días se deba
en parte a la celebración de dicho capítulo en Barcelona, la
popularidad de Hércules sigue siendo tal que aún hoy se pueden observar
en las calles de la ciudad numerosas esculturas y fuentes, así como la
existencia de una calle que lleva su nombre en el corazón de la ciudad.
Esta popularidad no le debe de hacer mucha gracia a otro personaje, este
real, que durante siglos compitió por ser el fundador de Barcelona,
Aníbal Barca.
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