La
oposición nobiliaria a un poder monárquico autoritario, pero que no
aporta territorios y botín a los aristócratas, ya que, ni en su
actuación en Occitania ni en su intervención en la Península Ibérica,
Alfons II no consiguió ninguna conquista territorial comparable
a la toma de Tortosa y Lleida por Ramon Berenguer IV, traducirse en un
rechazo frontal a los estatutos de "Pau i Treva". El 1176, fue asesinado el vizconde Ramon Folc III de Cardona, uno de los partidarios de la "Pau i Treva"; a continuación, a sus dominios se dio tal caos que el abad de Cardona no pudo asistir a un sínodo en Urgell; también
murió violentamente, en 1194, el arzobispo de Tarragona Berenguer de
Vilademuls, defensor, al igual que el vizconde de Cardona, de la "Pau i
Treva", la aplicación de la que en Urgell, en 1187 por el conde Ermengol
VIII siguiendo el consejo de Alfons "el Casto", había fracasado por la oposición de los barones locales.En
la asamblea de "Pau i Treva" de Girona (1188), los magnates
consiguieron modificar los estatutos de la Fondarella , de 1173,
imponiendo al rey la promesa de nombrar De Salsas en Tortosa y Lleida
veguers únicamente catalanes, el 1183, Alfons II había
confiado el cargo de veguer de Cerdanya-Conflent al noble aragonés
Pedro Jiménez de Urrea, así, limitaban las posibilidades del monarca de
encontrar personas ajenas a los clanes aristocráticos catalanes a quien
nombró veguer. Esta concesión, sin embargo, resultó insuficiente para apaciguar la oposición nobiliaria; el
1192, fue necesario publicar en Barbastro los acuerdos de "Pau i Treva"
de la asamblea de Barcelona, donde la exigencia a los varones de
observar la paz se fundamentaba en la legislación de los Usos,
contrariando la posición nobiliaria manifestada en la asamblea de Girona
en 1188.Los estatutos de 1192, los firmaron muy pocos varones; por
ello, en la Asamblea de Barcelona (1198), Pere "el Católic" (1196 a
1213) acabó cediendo a las pretensiones de los magnates de circunscribir
el alcance de la "Pau i Treva" únicamente al realengo (posesiones
territoriales del rey), dejando de parte el señorío (zonas en poder de los nobles), idea reafirmada en la
nueva asamblea de Barcelona (1200) y en la de Cervera (1202), donde los
nobles definieron la "Pau i Treva" como Pau del señor rey.
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