Dice la historia que en las inmediaciones de Caldes de Montbui (Barcelona), había una masía llamada "el Farell", en la que habitaba un gigante de singulares proporciones. Entregado a las labores del campo, exhibía una gran fuerza y todos en la zona le conocían por el nombre de "Farellás". Y como quiera que en toda leyenda siempre hay "un buen día...", este no se hizo esperar. Y fue así que un buen día otro gigante que andaba de paso, asombrado por la fortaleza física del bueno de "Farellás", le propuso viajar hasta Barcelona a fin de rescatar a la bella Gisla cautiva de un gigante moro.
El gigante payés aceptó el reto en un gesto que todavía le honra y por el camino tomó un pino de un frondoso bosque para emplearlo como bastón y también para saltar la muralla que rodeaba Barcelona por aquel entonces. En resumidas cuentas, el bueno de Farellás resultó vencedor y por haber llegado a la ciutat condal en compañía de la conífera, adoptaría en lo sucesivo el nombre del "Gegant del Pi" que, a su vez, da título a la canción popular catalana que todos conocemos (El Gegant del Pi).
Acabado con su cometido, nuestro gigante tomó el camino de regreso a casa, pero como quiera que estaba exhausto, poco antes de llegar decidió tenderse a descansar para reanudar la marcha más tarde. Sucedió, que mientras el ahora "Gegant de Pi" dormía bajo un árbol, le sorprendió un inmenso aguacero acompañado de granizo que cubrió el cuerpo del gigante en toda su extensión. Se dice que nunca más despertó, pero sobre él se formó la montaña que hoy conocemos como "Farell".
http://www.masiafarell.com
El gigante payés aceptó el reto en un gesto que todavía le honra y por el camino tomó un pino de un frondoso bosque para emplearlo como bastón y también para saltar la muralla que rodeaba Barcelona por aquel entonces. En resumidas cuentas, el bueno de Farellás resultó vencedor y por haber llegado a la ciutat condal en compañía de la conífera, adoptaría en lo sucesivo el nombre del "Gegant del Pi" que, a su vez, da título a la canción popular catalana que todos conocemos (El Gegant del Pi).
Acabado con su cometido, nuestro gigante tomó el camino de regreso a casa, pero como quiera que estaba exhausto, poco antes de llegar decidió tenderse a descansar para reanudar la marcha más tarde. Sucedió, que mientras el ahora "Gegant de Pi" dormía bajo un árbol, le sorprendió un inmenso aguacero acompañado de granizo que cubrió el cuerpo del gigante en toda su extensión. Se dice que nunca más despertó, pero sobre él se formó la montaña que hoy conocemos como "Farell".
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