miércoles, 9 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Richard Ramirez [III])

Pocos días después el 30 de Mayo atacó de nuevo. Ahora introduciéndose a la casa de la señora Ruth Wilson, atractiva mujer de 41 años que vivía con su pequeño hijo de 12 años. La mujer despertó en medio de la noche con Ramírez apuntando una luz y un arma directamente a ella. El sujeto demandó dinero y antes que ella pudiera reaccionar la sacó violentamente de la cama para llevarla al cuarto del niño. Ramírez tomó a este como rehén y le ordenó darle el dinero lo más rápido posible. La mujer le dijo donde hallar una joya de mucho valor y lo condujo a un armario, y pensó que aquello aplacaría al intruso pero estaba equivocada. Después de analizar el objeto, Richard Ramírez agarró al niño y lo encerró en un closet de su cuarto, regresó con la mujer, le arranco el negligé y le amarró las manos con unas pantimedias y a pesar de las protestas la tumbó en la cama para violarla y sodomizarla. Sumado a la humillación y el doloroso abuso estaban el espantoso aroma corporal y el aliento putrefacto de Ramírez que por sí solos casi hacen desfallecer la mujer. Esa noche la mujer le dijo a Ramírez que debía haber tenido una vida muy triste para haberle hecho lo que le hizo a lo que él respondió que ella se veía muy bien para su edad y que le perdonaba la vida, a pesar de que había asesinado a muchas otras personas en similares situaciones. Cuando la policía entrevisto a la señora Wilson la descripción del ofensor nuevamente concordó con la ya conocida.Como el resto de los criminales seriales, Richard Ramírez se regodeaba del recuerdo de sus primeras víctimas, imágenes que traía a su mente una y otra vez probablemente reforzando aquellas memorias con algún souvenir tomado en el acto criminal, es decir alguna fotografía, trozo de tela o mechón de cabellos. Sin embargo estas evocaciones van perdiendo fuerza hasta que el recuerdo deja de brindar satisfacción. Es entonces que hay que revivir el recuerdo retomando de nuevo la fantasía, o sea, violando y matando otra vez. Este ciclo tiene una evolución de modo que el criminal siente la necesidad cada vez más urgente e incontrolable de seguir actuando y alimentando la fantasía. El primer paso es vivir sus fantasías, atacando por primera vez, pasa un tiempo y vuelve a atacar hasta que tiene que hacerlo compulsivamente y fuera de control. Cuando un asesino serial para, los investigadores creen que es por dos razones: porque murió o porque fue detenido. Tal vez por alguna otra ofensa no relacionada con sus crímenes, pero queda fuera de circulación. Richard Ramírez estaba en esta escalada y para el verano de 1985 llegaba a su máximo. Era tal la furia e intensidad y sobre todo el horror de sus ataques que la prensa comparaba a este asesino con Jack el destripador y con Drácula por aquello de sus hábitos nocturnos. La prensa lo califico con varios apelativos entre ellos "The Valley Intruder" para finalmente quedar en "Night Stalker".
El 29 de Mayo de 1985, las hermanas Malvia Keller y Blanche Wolf de 83 y 80 años respectivamente fueron atacadas en su departamento con un martillo en forma tan salvaje que hasta el mango del mismo estaba roto cuando lo encontró la policía en la escena del crimen. Fueron halladas dos días después del ataque, pintarrajeadas de lápiz labial con pentagramas invertidos en el cuerpo y en el muslo de una de ellas. Malvia sucumbió poco después a sus heridas. El 27 de Junio el Night Stalker violó a una niña de 6 años en la zona de Arcadia. En el mismo sitio y un día después segó la vida de Patty Elaine Higgins que fue encontrada degollada. Luego el 2 de Julio una mujer de 75 años llamada Mary Louise Cannon también fue encontrada con el cuello rebanado y su casa saqueada. El 5 de Julio Ramírez regresó a Arcadia para atacar a Deidre Palmer pero la muchacha de 16 años sobrevivió al ataque. Dos días después fue hallado el cuerpo de Joyce Lucille Nelson mujer de 61 años abatida en su departamento de Monterrey Park. Esa misma noche y por el mismo rumbo una mujer de 63 años de edad llamada Linda Fortuna fue despertada en su cama por un sujeto cuya descripción concordó al 100% con la del Night Stalker quien le apuntaba con un arma directo al rostro. Aquel maldito le ordenó callar y la encerró en el baño para proceder a saquear su domicilio. Después regresó y le ordenó tumbarse en la cama. La iba a violar como de costumbre con todas sus víctimas, pero Ramírez no pudo mantener la erección y estalló en ira. La mujer pensó que ahí se terminaba su vida, viéndolo humillado y furioso ya nada mas esperaba el plomazo final sin embargo Richard Ramírez tomó el botín y se esfumó. El 20 de Julio Ramírez retomó su racha de violencia: Maxson y Lela Kneiling, adultos de 66 años fueron asesinados con la habitual furia del Night Stalker, los cuerpos aparecieron horriblemente mutilados con una navaja y cada uno con sus respectivos balazos. El crimen aparecía tan violento que los investigadores tuvieron mucha dificultad en determinar el modus operandi. No se sabía si los había matado rápidamente o como acostumbraba, había liquidado primero al esposo para hacer su fantasía con la mujer, a quien primero golpeaba furiosamente, violaba y terminaba por matar. Aunque se sospecha que esta vez tampoco se le paró la pistola y no pudo violar a la señora Kneiling. Y por eso esa misma noche volvió a golpear, esta vez a un matrimonio joven de origen asiático. Ahora en el barrio de Sun Valley el señor Chitat Assawahem de 32 años fue asesinado mientras dormía y su esposa Sakima sometida a las peores perversiones del Night Stalker; la mujer fue violada y forzada a darle sexo oral a Ramírez, al hijo de ambos de 8 años Richard Ramírez lo violó también. Ambos fueron dejados vivos, claro no sin antes irse del lugar con varios miles de dólares de botín. Luego el 6 de Agosto siguiendo la misma secuencia entró por la noche al domicilio del matrimonio Petersen. Disparó contra ambos, pero el señor Christopher Petersen era un hombre extremadamente fornido y a pesar de traer una bala en el cráneo se levantó de la cama para perseguir al intruso hasta la calle. Ambos sobrevivieron a sus heridas. Después de este fallido ataque un par de días más tarde, atacó al matrimonio Zia, bajo la misma modalidad de quitar del camino al esposo y disponiendo de la esposa para efectuar sus torcidas fantasías y rituales de violencia y sangre. Aquello ya era un despliegue muy vulgar de ira y furia criminal. El departamento de la policía estaba sumamente preocupado, los intervalos entre cada ataque eran cada vez más cortos y el salvajismo del asesino aumentaba alarmantemente.


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