El 11 de marzo de 1944 la policía acude a
casa del doctor Petiot, alertada por los atemorizados vecinos que
observaban salir de la chimenea una grasienta humareda negra y un hedor
insoportable. La chimenea corría el riesgo de incendiarse, pues ya se
veían las llamas sobresaliendo amenazadoras y no tardan en acudir los
bomberos, quienes logran entrar en la casa a través del sótano. Allí,
descubren sin dar crédito a lo que ven, el espantoso combustible que
alimentaba las llamas: un montón de cuerpos desmembrados.
Momentos más tarde acude la policía, y
el doctor Marcel Petiot les explica con orgullo que aquellos eran "sus"
cadáveres, los restos de alemanes y colaboracionistas pro-nazis que
habían sido asesinados por la Resistencia francesa y confiados a su
custodia para que se deshiciese de ellos. Los agentes aceptan la
explicación y lo dejan ir, no sin antes felicitarlo por tener esas dotes
de patriotismo.
Petiot, aseguró que era miembro de la
Resistencia y que sus víctimas habían sido 63. Al igual que los 27
cadáveres encontrados en el sótano, los agentes dan por hecho que son
más soldados alemanes. Pero cuando se constata que aquellas muertes no
tenían que ver con la ejecución de colaboradores nazis, Petiot ya había
huido en su bicicleta
A partir de ahí se llevó a cabo un
minucioso registro de la casa, hallando además de los cadáveres
despedazados, casi 150 kilos de tejido corporal calcinado y otros muchos
cuerpos descomponiéndose en un pozo del garaje que contenía cal viva.
Al cabo de un tiempo de anonimato,
Petiot inició una serie de correspondencia con el periódico Resistance,
bajo otro nombre, pero sin modificar su letra (lo que ayudaría a su
identificación), diciendo que la Gestapo había metido en su casa los
cadáveres. Gracias a eso fue de nuevo detenido el 2 de noviembre de
1944.
Su juicio comenzó en el Tribunal del
Sena el 15 de marzo de 1945, ahí se descubrió la verdadera faceta del
doctor. No era un luchador clandestino por la libertad, sino un criminal
totalmente degenerado.
Se le acusaba de 27 asesinatos por las
evidencias de su sótano. Su hermano Maurice, quien le proporcionaba la
cal, alegó que Petiot la utilizaba contra las cucarachas, pero el enorme
volumen de 400 Kg suministrados sirvió para inculparlo de complicidad
criminal.
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