Miquel Badia i Capell, nacio en Torregrosa (Lleida) el 10 de marzo de 1906 - fue asesinado en Barcelona, 28 de abril del 1936. Fue un político que milito en el partido nacionalista catalán "Estat Català" y que participó en un atentado frustrado contra Alfonso XIII, el complot del Garraf, el 25 de junio de 1925. Fue también jefe superior de los servicios técnicos de la Comisaría General de Orden Público de la Generalidad republicana, etapa durante la cual se ganó fama de represor de anarquistas y uno de los organizadores de la proclamación del Estado catalán en octubre de 1934.
De familia pagesa, estudió el Bachillerato en Lleida, y en 1922 se trasladó a Barcelona para ser piloto de marina mercante. Nacionalista catalán radical, se afilió a "Estat Català" poco después de su fundación por Francesc Macià y fue uno de los fundadores de su facción armada, "Bandera Negra", durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Implicado en el intento de asesinar el rey Alfonso XIII durante una visita de este en 1925 a Barcelona ("Complot del Garraf"), fue detenido y condenado a 12 años de prisión. Estuvo recluido en los penales de Alcalá y de Ocaña, donde pasó tres años encarcelado. En 1930, con la caída del dictador Miguel Primo de Rivera, fue amnistiado.
Proclamada la II República, creó las JEREC (Joventuts d'Esquerra Republicana-Estat Català). En 1932 pasó a ser secretario de Josep Dencàs, consejero de Sanidad y de Asistencia Social. El 24 de noviembre del 1933 movilizó una parte de los 7000 "escamots", la milicia paramilitar de "camisas azules" de las JEREC y los destinó a garantizar el funcionamiento de los servicios públicos para romper la huelga de transportes en Barcelona.
En diciembre de 1933 fue designado secretario de Orden Público de la Generalidad, y en marzo de 1934 pasó a ser jefe superior de los servicios técnicos de la Comisaría General de Orden Público de la Generalidad (cargo equivalente al de jefe superior de la policía en Catalunya). Desde ese cargo institucional fue cómplice del pistolerismo antisindical utilizando la violencia contra los sindicatos y permitiendo también el uso de la misma por parte de la patronal nacionalista catalana. En septiembre del 1934 fue forzado a dimitir a raíz de un incidente en el Palau de Justicia de Barcelona, en el que en un juicio en el que se juzgaba a un abogado nacionalista amigo suyo, Josep Maria Xammar, acusado de desobediencia, policías a las órdenes de Badia entraron en la sala y a la fuerza utilizando la violencia y las amenazas se llevaron detenido al fiscal que mantuvo la acusación con el fin de impedir que su amigo fuera juzgado.
Fue uno de los organizadores de la proclamación del Estado catalán en octubre de 1934. Como consecuencia de los hechos, huyó de España permaneciendo en varios países: Francia, América, Alemania, Bélgica y finalmente Andorra. Tras las elecciones de febrero de 1936 y el triunfo del Frente Popular, fue amnistiado y volvió a Catalunya, donde se dedicó a la reorganización de las juventudes paramilitares de Estat Català.
El 28 de abril de 1936, a las tres y media de la tarde, fue asesinado junto con su hermano Josep Badia en el carrer de Muntaner de Barcelona, por miembros de la FAI como represalia por su anterior campaña de asesinatos contra miembros del anarquismo catalán. Sin embargo, Josep Andreu Abelló, explicó que Badia había querido entregarle un informe comprometedor sobre diversos dirigentes de Esquerra, pero que no había podido hacerlo porque el día de la cita para la entrega coincidió con el de su asesinato. Uno de los principales implicados en el asesinato fue el anarcosindicalista Justo Bueno Pérez
De familia pagesa, estudió el Bachillerato en Lleida, y en 1922 se trasladó a Barcelona para ser piloto de marina mercante. Nacionalista catalán radical, se afilió a "Estat Català" poco después de su fundación por Francesc Macià y fue uno de los fundadores de su facción armada, "Bandera Negra", durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Implicado en el intento de asesinar el rey Alfonso XIII durante una visita de este en 1925 a Barcelona ("Complot del Garraf"), fue detenido y condenado a 12 años de prisión. Estuvo recluido en los penales de Alcalá y de Ocaña, donde pasó tres años encarcelado. En 1930, con la caída del dictador Miguel Primo de Rivera, fue amnistiado.
Proclamada la II República, creó las JEREC (Joventuts d'Esquerra Republicana-Estat Català). En 1932 pasó a ser secretario de Josep Dencàs, consejero de Sanidad y de Asistencia Social. El 24 de noviembre del 1933 movilizó una parte de los 7000 "escamots", la milicia paramilitar de "camisas azules" de las JEREC y los destinó a garantizar el funcionamiento de los servicios públicos para romper la huelga de transportes en Barcelona.
En diciembre de 1933 fue designado secretario de Orden Público de la Generalidad, y en marzo de 1934 pasó a ser jefe superior de los servicios técnicos de la Comisaría General de Orden Público de la Generalidad (cargo equivalente al de jefe superior de la policía en Catalunya). Desde ese cargo institucional fue cómplice del pistolerismo antisindical utilizando la violencia contra los sindicatos y permitiendo también el uso de la misma por parte de la patronal nacionalista catalana. En septiembre del 1934 fue forzado a dimitir a raíz de un incidente en el Palau de Justicia de Barcelona, en el que en un juicio en el que se juzgaba a un abogado nacionalista amigo suyo, Josep Maria Xammar, acusado de desobediencia, policías a las órdenes de Badia entraron en la sala y a la fuerza utilizando la violencia y las amenazas se llevaron detenido al fiscal que mantuvo la acusación con el fin de impedir que su amigo fuera juzgado.
Fue uno de los organizadores de la proclamación del Estado catalán en octubre de 1934. Como consecuencia de los hechos, huyó de España permaneciendo en varios países: Francia, América, Alemania, Bélgica y finalmente Andorra. Tras las elecciones de febrero de 1936 y el triunfo del Frente Popular, fue amnistiado y volvió a Catalunya, donde se dedicó a la reorganización de las juventudes paramilitares de Estat Català.
El 28 de abril de 1936, a las tres y media de la tarde, fue asesinado junto con su hermano Josep Badia en el carrer de Muntaner de Barcelona, por miembros de la FAI como represalia por su anterior campaña de asesinatos contra miembros del anarquismo catalán. Sin embargo, Josep Andreu Abelló, explicó que Badia había querido entregarle un informe comprometedor sobre diversos dirigentes de Esquerra, pero que no había podido hacerlo porque el día de la cita para la entrega coincidió con el de su asesinato. Uno de los principales implicados en el asesinato fue el anarcosindicalista Justo Bueno Pérez
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