viernes, 25 de septiembre de 2015

Misterios en la Peninsula Iberica (Tordesillas, "El caso del niño agredido por un OVNI" [II])

En esos instantes algo impovisto ocurre. El sonido que emite la nave se intensifica como si estuviera cogiendo potencia. De repente, de las entrañas del "objeto" mana un potente haz de luz que impacta de lleno en el abdomen de Martín. Martín se retuerce, le quema, le abrasa. Comienza a sudar, su tez se torna amarillenta, se debilita tanto que apenas oye los gritos de Fernando, su amigo, que presencia la brutal agresión inmovilizado por el miedo. El rayo se sigue cebando con el pequeño, al punto que parece cuestión de minutos que acabe con su vida. Con las pupilas dilatadas y un aspecto cetrino, el niño se desploma. La irradiación se corta y el extraño objeto termina de elevarse hasta perderse en el negro firmamento. Atrás ha dejado una escena dantesca: Martín, inconsciente en el suelo, y Fernando, muerto de miedo
Pocos minutos despues Fernando reacciona y ve en busca de ayuda al barrio. Algunos vecinos acuden con el niño para recatar a Fernando lo cogen en brazos y lo llevan a su caso, Antonio, padre de Fernando estana poniendo azulejos y cuando ve el cuerpo inerte de su hijo se teme lo peor...
Fernando, aún conmocionado por el hecho, le explica al padre de Martin lo sucedido. En un principio cree que solo una fantasia del niño, y que en realidad es una travesura de ambos. Poco a poco va entendiendo que aquel estado en el que se encuentra su hijo no es normal... Hay algo más
Antonio decide acudir con su amigo Eloy en busca de indicios y que de un sentio a lo ocurrido. Entran en el corral y ven una señal que comienza a dar credibilidad al relato de Fernando. En el suelo, ueden percibir un trozo de tierra abrasada con una extraña forma triangular. Ambos recogen muestras de esa tierra. Con ellas se diriguen a un amigo de ambos, que era minero, Olegario García, para que se entrege en un laboratorio para su analisis.
El resultado es "anormal", los restos de la tierra contenian azufre, era evidente que algo había ocurrido en ese corral.
Martin fue tratado por los medicos de Tordesillas, que viendose incapaces de encontrar los motivos de su continuo malestar en los días siguientes, deciden ingresarlo en el Hospital de Onesimo Redondo en Valladolid.



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