lunes, 7 de septiembre de 2015

Leyendas en Catalunya (La Senyera [III])

Las Leyendas Catalanas

- Leyenda de Otger Cataló

 En su obra Crónica de Aragón (1499), el historiador aragonés Gualberto Fabricio de Vagad explicaba que el primer rey de Aragón que tomó la Señal Real de Aragón fue Alfonso II, hijo del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, dejando claro que eran "los bastones o palos de 'Catalueña'". Del mismo modo se expresó el también historiador Lucio Marineo Sículo en la obra de Aragoniae Regibus (1509), donde añadió la novedad que el emblema tenía su origen en el mítico caballero Otger Cataló. La obra de Lucio Marineo Sículo fue traducida al castellano por Juan de Molina e impresa en Valencia con el nombre de Crónica de Aragón. Partiendo de esta traducción del historiador castellano Gonzalo Fernández de Oviedo inventó una versión primigenia de la leyenda de las cuatro barras en su obra autógrafa Catálogo Real de Castilla.  El historiador español explica que el caballero Otger Cataló tenía por armas un escudo franco todo dorado, y que mientras luchaba contra los sarracenos fue herido en una mano. Cuando quiso dirigir el escudo, le quedaron cinco marcas de los dedos manchados de sangre en el escudo. Terminada la batalla, Otger Cataló mandó que a partir de entonces ese fuera el escudo de sus sucesores.

- Leyenda de Wilfred "El Pilos" 

En la Segunda parte de la crónica general de España de Beuter, llega el momento de explicar los hechos del conde de Barcelona Wifredo el Velloso, Beuter inserta el episodio de la Leyenda de las cuatro barras de sangre. Cuenta Beuter que los normandos atacaron Francia y el conde Wifredo el Velloso fue a ayudar al emperador franco. Una vez derrotados los normandos, el conde Wifredo el Velloso pidió al emperador Luis -no se concreta de qué Luis se trataba, si de Luis I (814 a 840), de Luis II (877-879), o de Luis III (879 hasta 882), que le diera un escudo de armas. Entonces, el emperador se le acercó, se mojó los dedos de la mano derecha en una herida que tenía el conde y los pasó de arriba a abajo del escudo dorado del conde, diciéndole: "Estas serán sus armas, conde".Aunque Beuter no especificó de qué emperador Luis se trataba, la imaginación popular rápidamente la asimiló a Ludovico Pío, que en realidad no vivió en la misma época que el conde Guifré. Por este motivo, cuando la leyenda se extendió rápidamente poco después, se cambió el emperador Luis por su hijo Carlos el Calvo con el objetivo de hacer que la leyenda fuera más verosímil, pues el emperador Carlos sí que fue coetáneo de Guifré el Velloso. Desde la obra de Beuter hasta la versión de Víctor Balaguer (1859) se difundieron siete variantes diferentes de la leyenda del conde Guifré.


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