miércoles, 15 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Berà])

Berà [III]

Las treguas 

Tras este fracaso que confirmaba los dos anteriores, las proposiciones pacifistas de Berà, tuvieron efecto en la corte. Finalmente el Emperador Carlomagno las aceptó en el año 812, por un plazo de tres años.
A la muerte de su padre (18 de mayo del 812), los condados de Rasés y Conflent pasaron a Berà en los que ya gobernaba por delegación paterna, poco después encomendó su administración a su hijo Guillemó (Guillemundus).
Ese mismo año, 812, Berà viajó a la corte de Aquisgrán junto con los Comtes Gaucelm del Rossello, Odiló de Girona y Besalú, Giscafred de Carcasona, Ermenguer de Empúries, Ademar de Narbona, Leibulf de Provenza y Erlín de Besiers, para asistir a la acusación que contra todos estos condes efectuaron un grupo de terratenientes hispánicos (es decir nobles locales de la antigua provincia de Septimania y de la Gothia o Gotia [territorio que en la Historia de España, pasa como Marca Hsipanica y no como la llamron los frnacos]) que se quejaban de que les imponían tributos y cargas injustos sobre sus tierras. Carlomagno dio la razón a los demandantes.

En 815, acabada la tregua, se reanudó la guerra con los musulmanes, que al mando de Ubayd Allah, tío del emir Al-Hakam I, atacaron Barcelona, pero cuando iban a asaltarla, un ejército, probablemente reclutado entre los godos del país, se presentó ante la ciudad y obligó a los atacantes a retirarse. Esta victoria acrecentó el prestigio de Berà, cuyas relaciones con la nobleza goda local debían ser muy buenas. En noviembre de 816 el valí de Zaragoza viajó a Aquisgrán y negoció una nueva tregua que, finalmente, fue acordada en febrero de 817, por tres años más. Durante esta tregua la política de los francos sufrió graves fracasos en Pamplona (dominada, hacia 817, por los Banu Qasi del valle del Ebro y Aragón, y de donde en 820 García Galíndez "el Malo" obligó a huir, con la ayuda de Íñigo Arista, al conde Aznar I Galíndez, vasallo de los francos, tras lo cual forjó lazos con Musa ibn Fortún, miembro más importante de la familia Banu Qasi). Estos fracasos fueron aprovechados por los enemigos políticos y personales de Berà (seguramente defensor de la tregua), para acusarle de responsable, calificando dicha tregua como contraria a los intereses nacionales. El partido belicista estaba encabezado por el hermanastro de Berà, el Comte Gaucelm de Rosello y de Empúries, y por el hermano pequeño de éste, Bernat (conocido como Bernat de Septimania). Hacia 817 (¿quizá 812?), al morir Odiló, Comte de Girona y Besalú, dichos condados pasaron a manos de Berà.

En febrero del 820 se celebró una Asamblea general en Aquisgrán donde acudió el conde Berà. Gaucelm envió allí a su lugarteniente Sanila, quien formuló la acusación contra el Comte barcelonés por infidelidad y traición. El litigio, como era habitual en la época, se dirimió en un duelo judicial en el propio Palacio. Berà fue derrotado por Sanila. El sistema de lucha empleado (origen de los futuros torneos medievales) se hacia a caballo, con jabalinas y armas ligeras, utilizadas por los godos, pero casi desconocidas por los francos. A pesar de que Berà aceptó el reto (si se consideraba líder del partido godo no tenía otra opción), no era tan hábil como su rival. La derrota comportaba el reconocimiento de los cargos de los que era acusado y, por tanto, conllevaba la pena de muerte. El Emperador Carlomagno, que no consideraba al Comte un traidor, le conmutó la pena de muerte enviándole al exilio en Ruan. Allí permaneció hasta su muerte en el año 844.
Sus dominios fueron divididos: Barcelona, Girona y Besalú, fueron confiados al franco Rampón, distanciado de los dos partidos enfrentados en Gothia. Rasés y Conflent quedaron en manos de su hijo Guillemó que, de hecho, ya gobernaba desde el año 812 ó 813.

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