jueves, 30 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Ramon Berenguer [I])

Ramon Berenguer I [III]

Entre estos dos bandos (el de Mir Geribert y el de Ermesenda), además de diferencias ideológicas e intereses contrapuestos hay un hecho generacional: Mir Geribert y los nobles que lo apoyan son jóvenes que no han vivido la brillante época de Borrell y Ramón Borrell, sino sólo la ineptitud de Berenguer Ramón I y el autoritarismo de Ermesenda. La idea de potestas y de la ley escrita, contenida en el Liber Iudiciorum, les resultaban incómodas e incomprensibles ya que para ellos no había más norma de relación social que las convenientiae, los juramentos y relaciones feudales. Por otro lado, sus adversarios, personas que han vivido los tiempos de gran autoridad condal de finales del siglo X, son viejos. Ermesenda y el abad Oliva tienen más de sesenta años; para todos ellos la potestas condal, la justicia pública y el derecho del Liber ludiciorum no son elementos de un pasado lejano, sino cosas vivas la continuidad de las cuales hay que defender.En esta situación, con dos bandos claramente delimitados, la actuación de Ramón Berenguer está condicionada por el hecho generacional. A pesar de que, como conde, debería estar del lado de su abuela, por edad piensa igual que sus barones por lo que su proyecto político será imponerse a sus barones sobre la base de las nuevas prácticas feudales, por lo que durante el proceso, su abuela Ermesenda llegará a posicionarse en su contra.

Así, en 1041 para recuperar el condado de Gerona, cedido a su abuela para librarse de su tutela política, se alía con Mir Geribert a quien reconoce su posición de dominio en el Penedés y en perjuicio de su hermano, el conde Sanç del Penedés.
Poco después de haberse apoderado del control del condado de Gerona se reconcilia con su abuela. Sintiéndose traicionados, los nobles se rebelan y desertan del ejército condal reunido para atacar el condado de la Cerdaña. Paralelamente, el obispo de Barcelona y el vizconde Udalart intentan un golpe de estado en la ciudad, que fracasa debido al apoyo popular de la ciudad al conde, única garantía de la continuidad de los usos pactados con el conde Berenguer Ramón I en 1025. Tras el fracaso de la tentativa y mediante una sentencia de un tribunal presidido por el abad Oliba, el obispo es obligado a jurar que no ha tenido nada que ver con la rebelión y a ceder el Castell Bisbal mientras que Udalart debe indemnizar al conde con doscientas onzas de oro y cederle el Castell Vell.

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