
Al poco tiempo se trasladaron a Dallas, Texas. Pero el futuro marinero odiaba a su padrastro. Lindbergh bebía mucho y tenía frecuentes riñas con su mujer, que algunas veces terminaban a puñetazos. Finalmente, siendo Richard aún adolescente, el padrastro abandonó a la familia. Speck empezó a meterse en líos desde pequeño. Uno de sus profesores recordaría que
- "Parecía como perdido y daba la impresión de que no se enteraba bien de lo que ocurría. Jamás lo vi sonreír. Nadie podía llegar hasta él. Era un solitario. Parecía estar siempre en la niebla, resentido y triste. No tenía amigos en la clase".
El chico llegó a ingresar en la Escuela Técnica Superior, pero tras el primer curso abandonó los estudios. Speck no poseía ningún título escolar; en cambio, sí que se había ganado a pulso un abundante historial policial y estaba destinado a pasar toda su vida desempeñando trabajos sin futuro. Se empleó de granjero, de basurero, de conductor de camiones y de carpintero. Bebía desde los doce años y poco después empezó a drogarse.
A todo ello hay que añadir las heridas sufridas en innumerables peleas. Sus jaquecas comenzaron un año después de que un policía le diera un fuerte golpe en la cabeza con una porra. Durante un intento frustrado de robo, le golpearon en el cráneo siete u ocho veces con una barra de hierro. Pero no todo el daño se debía a accidentes o heridas: sufrió una insolación durante su estancia en la granja prisión de Texas. Speck ya era un bebedor habitual a los quince años. El alcohol le ayudaba a soportar las jaquecas, pero también le producía un efecto alarmante:
- "Empecé a pensar que la gente me maltrataba sin ton ni son. Cuando estoy sobrio me aguanto. No me importa tanto. Pero si bebo no aguanto que se salgan con la suya"
No hay comentarios:
Publicar un comentario