El viernes 29 de enero de 1943, unos niños que jugaban al escondite
encontraron el cadáver de Frieda Rössener, una viuda de 59 años que
había sido estrangulada y violada posteriormente, su cartera también fue
robada. Pronto la Policía Local de Köpenick envió un reporte a Berlín y
se formó un grupo de tres detectives para encargarse del homicidio. El
trió estaba comprendido por el criminólogo Heinz Franz y los
investigadores Jachode y Mahnke, quienes el mismo día llegaron a la
escena del crimen y, tras hacer preguntas a los locales, descubrieron
que un hombre con retraso mental y ropas de obrero merodeaba por el
lugar con frecuencia. Los oficiales de Berlín pronto comprendieron que
se trataba de Bruno Lüdke, el gigante bonachón del pueblo a quien la
gente apodaba "tonto" o "bruto". El detective Franz arrestó a Bruno
cuando se dio cuenta que tenía manchas de sangre en su ropa, al
preguntarle sobre esto, el gigante dijo que era de una gallina. El
investigador recordó que en la escena del crimen había plumas de dicho
animal y pronto arrestó a Bruno el 18 de marzo de 1943.
Después de ser detenido solo Franz interrogó a Lüdke, al poco tiempo se dio cuenta que las respuestas de Lüdke servirían para que el criminólogo pueda continuar con la investigación a su manera.
En la medida que la investigación progresaba, Franz descubrió que si se acercaba a Bruno de una manera amable, el gigante le daría toda la información que sus preguntas revelen. Pronto las investigaciones de Franz descubrieron que Lüdke era el responsable de estrangular y violar a 51 mujeres en un periodo de quince años. Durante el largo periodo que le interrogaron aparecieron los nombres de algunas víctimas como Käthe Mundt, Bertha Schulz y la familia Umann. Esta nueva información sorprendió a Franz debido a que ninguno de los lugareños señalaba a Bruno como el asesino y no había reportes de algunas de las muertes. De inmediato el criminólogo investigó los casos de estas víctimas.
Después de ser detenido solo Franz interrogó a Lüdke, al poco tiempo se dio cuenta que las respuestas de Lüdke servirían para que el criminólogo pueda continuar con la investigación a su manera.
En la medida que la investigación progresaba, Franz descubrió que si se acercaba a Bruno de una manera amable, el gigante le daría toda la información que sus preguntas revelen. Pronto las investigaciones de Franz descubrieron que Lüdke era el responsable de estrangular y violar a 51 mujeres en un periodo de quince años. Durante el largo periodo que le interrogaron aparecieron los nombres de algunas víctimas como Käthe Mundt, Bertha Schulz y la familia Umann. Esta nueva información sorprendió a Franz debido a que ninguno de los lugareños señalaba a Bruno como el asesino y no había reportes de algunas de las muertes. De inmediato el criminólogo investigó los casos de estas víctimas.
La verdad de estos crímenes cambió
cuando se leyeron los registros policiales de Berlín, en los que se
descubrió que Heinz Franz ya sabía de los asesinatos de Mundt, Schulz y
los Umann. Bruno posiblemente solamente “confesaba” lo que el detective
quería escuchar y cuando se mencionaba otra víctima Lüdke “recordaba”
haberla asesinado también, como sucedió en el interrogatorio de la
familia Umann, donde Bruno no dijo nada sobre la señora Gutermann, quien
había sido asesinada dos días antes que Lüdke matase a todos los Umann.
Meses más tarde, cuando Franz le preguntaba al asesino sobre la señora
Gutermann, el gigante “recordó” haberla matado, sin embargo no podía dar
información correcta de dónde lo había hecho.
En ocasiones Lüdke afirmaba haber matado
en Munich, Hamburgo y Berlín, pero cuando era llevado a los estados
donde había asesinado, era obvio que el hombre no sabía dónde estaba.
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