Miyuki Ishikawa, nació en Kunitomi (Japon) en 1897 y se graduó de la Universidad de Tokio. Luego se casó con Takeshi Ishikawa. La relación no produjo ningún hijo.
Trabajó como directora de hospital en el Hospital de Maternidad Kotobuki. Luego fue considerada partera, aunque no existía una licencia de partería en ese momento en Japón.
Durante su trabajo, Miyuki también revisaba los reportes hechos sobre los padres y sus antecedentes, así descubrió que muchos de ellos eran pobres y no tenían los ingresos suficientes para mantener una familia sin sufrir necesidades económicas. Ante esta situación, la partera Ishikawa buscó la ayuda de organizaciones de caridad y servicios sociales, pero al no recibir respuesta positiva, Miyuki se encontró en un serio dilema moral. Su desesperación aumentaba en la medida que la lista de futuras madres crecía. Frente a este percance la comadrona Ishikawa halló una solución escalofriante, y pronto los bebés comenzaron a aparecer muertos. El número exacto de víctimas es desconocido, pero los casos confirmados indican que Miyuki asesinó por lo menos 103 recién nacidos. Su modus operandi era negar el cuidado a los recién nacidos hasta que estos morían de hambre y sed o, agotados por los continuos llantos que les debilitaban, acababan muriendo sofocados.
Trabajó como directora de hospital en el Hospital de Maternidad Kotobuki. Luego fue considerada partera, aunque no existía una licencia de partería en ese momento en Japón.
Durante su trabajo, Miyuki también revisaba los reportes hechos sobre los padres y sus antecedentes, así descubrió que muchos de ellos eran pobres y no tenían los ingresos suficientes para mantener una familia sin sufrir necesidades económicas. Ante esta situación, la partera Ishikawa buscó la ayuda de organizaciones de caridad y servicios sociales, pero al no recibir respuesta positiva, Miyuki se encontró en un serio dilema moral. Su desesperación aumentaba en la medida que la lista de futuras madres crecía. Frente a este percance la comadrona Ishikawa halló una solución escalofriante, y pronto los bebés comenzaron a aparecer muertos. El número exacto de víctimas es desconocido, pero los casos confirmados indican que Miyuki asesinó por lo menos 103 recién nacidos. Su modus operandi era negar el cuidado a los recién nacidos hasta que estos morían de hambre y sed o, agotados por los continuos llantos que les debilitaban, acababan muriendo sofocados.
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