La mayoría de víctimas de Haarmann eran jóvenes fugitivos, hombres que
se prostituían o que merodeaban cerca de la estación central de
Hannover. Fritz los engañaba para ir a su apartamento, a veces
haciéndose pasar por policía, gracias a la identificación de informante
que poseía. Posteriormente los mataba, seccionándoles la carótida y la
tráquea de un mordisco en la garganta, algunas veces mientras los
sodomizaba, otras luego de violarlos. Todas las víctimas de Haarmann
eran desmembradas antes de que el carnicero de Hannover se deshiciera de
los huesos, normalmente arrojándolos en el río Leine.
Los objetos de valor de las víctimas
eran vendidos en el mercado negro o permanecían con Fritz o Hans.
También habían rumores que decían que Haarmann cortaba la carne de sus
víctimas y la vendía en el mercado negro como carne enlatada para cerdos
o como carne de cerdo o caballo. Nunca se pudo probar esto, pero Fritz
era un conocido contrabandista de carne.
Grans sabía de los asesinatos de Fritz y
él personalmente lo incitó a matar a dos víctimas para conseguir su
ropa y posesiones, pero no participaba en los homicidios.
Fritz fue capturado casualmente cuando
la Policía descubrió mas de 500 huesos humanos en el río Leine. Los
huesos pertenecían a 22 personas, las sospechas cayeron sobre Haarmann,
quien tenía antecedentes de molestar a jóvenes y había sido vinculado
con la desaparición de Friedel Rothe en 1918.
La noche del 22 de junio Fritz, que era
vigilado por la Policía, fue arrestado por tratar de engañar a un joven
para que lo acompañe a su apartamento. La vivienda de Haarmann estaba
completamente ensangrentada, de inmediato el informante intentó
justificarse diciendo que la sangre pertenecía a su negocio ilegal como
carnicero, sin embargo, las pertenencias y ropas de varias personas
desaparecidas en los últimos años fueron evidencia suficiente para ser
puesto bajo custodia.
Cuando fue interrogado, Fritz confesó
que había matado entre 50 y 70 jóvenes desde 1918, pero la Policía solo
pudo atribuirle 27 desaparecidos aunque eso bastó para enjuiciarlo.
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