miércoles, 20 de enero de 2016

Asesinos en Serie (Belle Gunnes [IV])

Asle se presentó a Joe Maxson y Daniel Hutson y se ofreció a ayudarlos a cavar. Fueron extrayendo botas, cajas de basura y otros objetos, pero llegó un momento en que el olor se hizo extremadamente nauseabundo. De repente vieron un brazo humano y después los restos de lo que había sido una vez un hombre. Asle dijo: "¡Ese es mi hermano!". El cuerpo se encontraba troceado. Se habían cortado las piernas, los brazos, la cabeza…
Antes de que terminase el día se desenterraron otros cuatro cuerpos: dos hombres y dos mujeres. De las dos mujeres, una era, obviamente, Jennie. La pobre chica no se fue a estudiar, como Belle había difundido, sino que fue asesinada por su madre. Los habitantes de La Porte no podían creer que la amable Belle Gunness, de la que todos se compadecían, fuese una fría asesina. El sherif Smutzer ya no podía ocultar la verdad y la tranquila ciudad se convirtió, de la noche a la mañana, en un lugar repleto de medios de comunicación y de curiosos.
Pronto comenzó a asociarse a Belle la desaparición de hombres que habían contactado con ella. Por ejemplo, Ole Budsberg, que, acompañado de Belle, sacó del banco 1.800 dólares, el 26 de abril de 1907. Después, nadie volvió a verlo.
Un vecino de Belle recordó que un tal Henry Gurholt trabajaba para Belle en la granja en la primavera de 1905 y que en agosto la viuda le pidió ayuda porque Henry la había abandonado para ir con un comerciante de caballos.
Los cuerpos de estos dos desaparecidos se encontraron en la granja y otros muchos más. Todos los cadáveres se encontraban desmembrados. Aparecieron también los zapatos de una mujer y un bolso, que debieron pertenecer a la mujer no identificada que se descubrió anteriormente. Resultó especialmente duro el descubrimiento de los restos mortales de un niño de corta edad.
Comenzó a cuestionarse que los dos maridos de Belle muriesen de forma natural. Un médico llamado J. B. Miller de Chicago afirmó que Mads mostró todas las señales de envenenamiento por estricnina. Sin embargo, los superiores de Miller quisieron ahorrarle a la viuda un dolor innecesario, ya que era un caso perdido, y, después de todo, se trataba de un hombre que estaba sometido a un tratamiento para una enfermedad del corazón. Sin embargo, el Dr. Miller pensó que, en aquel momento, no se tuvo en cuenta las dos pólizas de seguros que beneficiaban a su mujer. También le resultó sospecho que Belle, que se mostró muy llorosa y afligida, estuviera absolutamente en contra de realizar la autopsia a su marido.


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