Javed Iqbal nació en 1956 en Lahore (Pakistán), y era el cuarto de los
seis hijos de un prominente empresario - fallece el 8 de octubre de 2001. Cursó estudios en los mejores
colegios de pago de Pakistán, y cuando los acabó, su padre le compró una
gran casa en el campo. Allí estableció una fundición de acero y vivía rodeado de sus empleados, chicos jóvenes a los que daba
alojamiento a parte de la paga. Era todo un referente para sus vecinos y
amigos por su caridad, pues normalmente sus empleados eran huérfanos, o
niños de la calle.
Javed Iqbal fue detenido en diciembre de
1998 después de que en un acto de exhibicionismo enviase una carta a la
Policía en la cual confesaba haber estrangulado a un centenar de
jóvenes. Además de mofarse de la incapacidad de las autoridades de
atraparlo y ponerlo entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en
pedazos los cuerpos de sus víctimas, de las que abusaba sexualmente
antes de asesinarlas, y luego depositaba los restos en una tinaja con
ácido para hacer desaparecer los cadáveres.
Esta carta desencadenó una auténtica
caza al asesino, que se prolongó durante un mes y concluyó con la
captura de un ingeniero químico de 42 años llamado Javed Iqbal, que se
convirtió así en el criminal más buscado en los 53 años de historia
independiente de Pakistán, donde son muy raros los casos de asesinatos
en serie.
El 30 de diciembre, en otro acto de exhibicionismo típico de este tipo
de criminales, Iqbal se había presentado en las oficinas de “The News”,
un periódico de la ciudad paquistaní de Lahore. En la redacción de dicho
periódico declaró que no sentía remordimientos por haber matado a 100
niños, pero que podría haber matado a 500 y que si sólo asesinó a 100
fue porque no quiso ir “más allá”. Confesó a los periodistas que había
actuado así en protesta por los malos tratos que sufrió de las Fuerzas
de Seguridad, y que temía por su vida si se entregaba directamente a la
Policía, por ese motivo había acudido al periódico local
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