lunes, 16 de noviembre de 2015

Asesinos en serie (Alfredo Galán [III])

El juicio de Alfredo Galán estuvo lleno de irregularidades, culpa de los continuos cambios de declaraciones del acusado. El día 10 de septiembre cambió su versión ante la juez del Juzgado de Instrucción Número 10 de Madrid, exponiendo que las razones por las cuales había “confesado” ser el asesino, fue solo porque un neonazi le había amenazado con matar a sus hermanas si no se autoinculpaba. Alega que el vendió la Tokarev antes de los asesinatos, al grupo del susodicho neonazi. Esta declaración no fue tomada en cuenta por la juez. Además de su confesión es encontrado un casquillo de bala procedente del disparo que mato al portero. También se hallaron las prendas usadas para cometer los asesinatos. El repentino parón de asesinatos tras su detención, la identificación por parte de los supervivientes y el hecho de haber estado en Bosnia, donde supuestamente compró el arma usada en los asesinatos fueron datos relevantes aportados al juicio
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 142 años y tres meses de prisión al ex militar Alfredo Galán, el "Asesino de la baraja", por matar en 2003 a seis personas e intentarlo con otras tres en la Comunidad de Madrid. El tribunal acordó llevar al límite máximo las penas previstas para todos los delitos dado el manifiesto de desprecio por la vida humana expuesto por el acusado.En cualquier caso, y de acuerdo con la ley española, el 'asesino de la baraja' no cumplirá más de 25 años de cárcel. Para condenar a Alfredo Galán la sentencia empieza reconociendo "validez probatoria" de la confesión efectuada por el acusado tras haberse entregado a la Policía Local de Puertollano (Ciudad Real) el 3 de julio de 2003, más tarde reconoció los hechos ante el juez de instrucción, pero los negó al declarar en el Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid. Sólo ha reconocido como cierto que compró en Bosnia una pistola Tokarev TT-33, de calibre 7.62, y la introdujo ilegalmente en España. El arma fue encontrada en casa de sus padres pese a que Alfredo Galán aseguró que la había vendido a un conocido en enero de 2003. Según balística, los proyectiles proceden de la susodicha pistola. El tribunal considera que estos hechos y la confesión del acusado (además de ciertos detalles que no han sido publicados), incriminan al condenado. Además, los jueces consideran el silencio del reo una reafirmación de su culpabilidad. Además, la sentencia, que no reconoce la existencia de ningún tipo de patología psiquiátrica en Alfredo Galán, exime de responsabilidad civil al Estado. El tribunal basa su exención al Estado en el hecho de que los delitos no se cometieron en un establecimiento de propiedad estatal y en que el arma utilizada no fue la reglamentaria ni los asesinatos se perpetraron "en el ejercicio del cargo" del condenado, tal y como exige la ley. De acuerdo con la sentencia, Alfredo Galán deberá indemnizar a los familiares de las víctimas y a las tres de ellas que sobrevivieron con un total de 609.182 euros por daños morales y lesiones. Según el testimonio de un policía durante el juicio, el asesino siempre daba los buenos días a sus víctimas y les pedía "por favor" que se arrodillaran antes de dispararles "porque la educación es lo primero en la vida". De acuerdo con el informe de los psiquiatras que examinaron al ahora condenado, Alfredo Galán es "un depredador humano que sale a la caza del hombre para humillarlo y matarlo". Estos expertos aseguraron entonces que este tipo de comportamiento sólo se ve en la naturaleza, por lo que debería ser estudiado por la rama social y no por la psiquiátrica

 

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