martes, 13 de octubre de 2015

Leyendas en la Peninsula Iberica (El Cristo de la Vega)

El Cristo de la Vega es una leyenda popular toledana convertida en pieza literaria por Jose Zorrilla bajo el título "A buen juez, mejor testigo",que fue incluida en su volumen Poesías (1838). La leyenda hace referencia a una figura de la antigua Basílica de Santa Leocadia

Leyenda

Había en Tolero dos amantes: Diego Martínez e Inés de Vargas. Diego se va a la guerra, pero Inés pide a Diego que se case con ella cuando vuelva. Ante el Cristo de la Vega, Diego jura casarse con ella al cabo de un mes a su regreso de Flandes.
Pasó el tiempo y Diego no regresaba mientras Inés lo esperaba impaciente. Tres años más tarde, Inés reconoció a Diego al frente de un grupo de caballeros que entraban a Toledo. Salió corriendo en su busca, pero Diego, que contaba con una nueva posición social y había olvidado sus promesas, giró el caballo y renegó de su juramento.
Desesperada pidió al gobernador de Toledo, don Pedro Ruiz de Alarcón, que intercediera. Al solicitar testigos, Inés se atrevió a presentar uno: el Cristo de la Vega. El tribunal en pleno y muchos curiosos acudieron a la iglesia del Cristo de la Vega (Allá por el Miradero, por el Cambrón y Bisagra, confuso tropel de gente del Tajo a la vega baja) y se arrodillaron ante el cristo. Tras preguntarle si había sido testigo del juramento, se oyó un "sí, lo fui" y los testigos pudieron ver que el Cristo tenía los labios entreabiertos como si hubiera hablado y la mano desclavada y estirada como para posarla en los autos.
Los dos amantes, inspirados, se retiraron a sendos conventos.

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