En el verano de 1835 se produjeron diversos ataques a conventos y monasterios en Catalunya, conocidos como "bullangas",
y que fueron precedidos por la matanza de religiosos de 1834 en Madrid y
por los asaltos en Zaragoza en abril y a principios de julio de 1835.
Esta explosión de violento anticlericalismo debe enmarcarse en el clima
que vivía el país en plena guerra carlista y de inestabilidad del
incipiente y titubeante Estado liberal. Estos hechos fueron
protagonizados por las clases populares, pero también por algunos
liberales, contra el clero regular al que se le acusaba de conspirar a
favor del carlismo y contra el establecimiento del régimen liberal,
aunque también había una crítica hacia el gobierno al que se le acusaba
de tibieza en un régimen harto conservador como era el del Estatuto
Real. El gobierno del Conde de Toreno era más claramente liberal, con
Mendizábal como baza importante, que el anterior de Martínez de la
Rosa, pero se vio desbordado por esta explosión de violencia.
El día 22 de julio, en el momento de máxima expansión del carlismo, en Reus fueron incendiados varios conventos, el seminario y asesinados veintiún frailes, doce franciscanos y nueve carmelitas. Reus era una ciudad que se había destacado por su liberalismo. Desde los tiempos de la "Década Ominosa" se vivía una clara hostilidad popular hacia los franciscanos porque habían denunciado a liberales y habían apoyado la revuelta de los "malcontents" de 1827. El desencadenante de la violencia se produjo el 19 de julio cuando una partida de milicianos liberales fue atacada por carlistas, muriendo algunos de ellos. Al parecer, corría el rumor de que habían participado algunos frailes franciscanos. El gobernador militar de Tarragona, temeroso de que esto generara conflictos, mandó un destacamento, a petición del alcalde y de los superiores de los conventos, pero, como hemos comprobado, eso no evitó el motín, las destrucciones y muertes.
El día 22 de julio, en el momento de máxima expansión del carlismo, en Reus fueron incendiados varios conventos, el seminario y asesinados veintiún frailes, doce franciscanos y nueve carmelitas. Reus era una ciudad que se había destacado por su liberalismo. Desde los tiempos de la "Década Ominosa" se vivía una clara hostilidad popular hacia los franciscanos porque habían denunciado a liberales y habían apoyado la revuelta de los "malcontents" de 1827. El desencadenante de la violencia se produjo el 19 de julio cuando una partida de milicianos liberales fue atacada por carlistas, muriendo algunos de ellos. Al parecer, corría el rumor de que habían participado algunos frailes franciscanos. El gobernador militar de Tarragona, temeroso de que esto generara conflictos, mandó un destacamento, a petición del alcalde y de los superiores de los conventos, pero, como hemos comprobado, eso no evitó el motín, las destrucciones y muertes.
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