lunes, 29 de agosto de 2016

Historia de Catalunya (Catalunya Vella)

Es el nombre que se le asigna a los territorios que pertenecían a la "Gothia" (nunca Marca Hispánica, invento del Reino de Castilla), bajo soberanía franca, en el momento en el que se inicia la transmisión hereditaria de los condados catalanes y su concentración en torno a la Casa de Barcelona, a partir de Wifredo "el Pilòs".

Su frontera con la denominada Catalunya Nova es aproximadamente una línea formada por el río Llobregat y uno de sus afluentes, el Cardener, para seguir por la cuenca superior del Segre hasta las montañas del Montsec. Las tierras al sur de la raya, que permanecerían hasta el siglo XII bajo el poder musulmán, presentan notables diferencias con las de la Catalunya Vella, sobre todo debido a su distinta organización social, en la cual los derechos de la nobleza sobre el pueblo llano eran bastante menores, fruto de los incentivos ofrecidos por la corona para la repoblación de la tierra, en tanto que en la Cataluña Vella imperaba el feudalismo.
La creación y consolidación de la Catalunya Vella fue la labor realizada por el más oriental de los núcleos de resistencia hispano-cristiana al Islam, aunque tal corónimo no aparezca hasta el siglo XII para englobar lo que, hasta entonces, es un conjunto de condados sobre los que el de Barcelona ostenta ya una indiscutible jefatura y en el de Rosselló una gran influencia.
A finales del siglo XIII el jurista y canónigo Pere Albert redactó las denominadas "Commemoracions" de Pere Albert, un tratado sobre derecho consuetudinario que recogió por escrito los usatges (usos y costumbres) vigentes en su época en Catalunya. Para designar los territorios con payeses de remensa usó el término Cathalunya Veyla, enumerando sus partes componentes: el obispado de Gerona, la mitad del obispado de Barcelona (marcando la división en el río Llobregat) y la mayor parte del obispado de Vic. Los campesinos de estos territorios, que en los periodos iniciales de la Reconquista (siglos IX y X) estaban beneficiados por la forma de ocupación del territorio denominada aprisio, a partir del siglo XI sufrieron la imposición de los llamados malos usos de los señores feudales, en un proceso de feudalización que, en palabras de Pere Albert, les convertía en hombres "que no son caballeros", que tanto ellos como sus hijos están sometidos a sus señores, y que no pueden sin su permiso ni contraer matrimonio ni abandonar sus tierras. Esa situación se mantuvo hasta la sentencia arbitral de Guadalupe de 1486.

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