Los crímenes no requerían ser idénticos y los parecidos que presentaban hacían una formidable conjunción con el "le he dado a muchas de ellas el castigo que merecían" que oyó el esposo de Regina. En Estados Unidos la Policía ya habría concluido que un asesino en serie andaba suelto, pero en Austria los métodos de análisis criminalístico eran menos avanzados y el temor de aceptar la inédita situación del asesino serial era grande, por lo que los investigadores se vieron inclinados a acentuar las diferencias entre los distintos crímenes, concluyendo erradamente que se trataba de casos aislados.
A pesar de la actitud torpe e ingenua de
la Policía, la Prensa se aventuró a sacar sus propias conclusiones y el
25 de mayo de 1991 un periódico austríaco sacó una nota en que se
hablaba de un asesino serial suelto y se lo bautizaba como "El
Estrangulador de Viena". No importó que los investigadores vieneses se
resistiesen a vincular los asesinatos de Viena con los otros casos de la
serie, los periodistas habían iniciado su propia línea indagatoria y,
en medio de diversas especulaciones sobre el supuesto asesino serial, la
búsqueda de opiniones calificadas condujo a los periodistas a buscar la
ayuda y las opiniones de Jack Unterweger, hecho que equivalía a pedir
que el asesino ayude a atrapar al asesino y se pronuncie sobre quién
podría ser el asesino, siendo evidente que eso implicaba facilitarle
información y darle medios de poder para manipular la opinión pública y
sostener la ilusión de su inocencia. Fue así que Jack Unterweger, que
para entonces colaboraba en el diario austríaco El Correo, inició una
amplia labor de cobertura sobre los asesinatos de “El Estrangulador de
Viena”…
Naturalmente Jack aprovechó la
oportunidad y entrevistó a criminalistas, a políticos, a policías, a
agentes encargados de la investigación. En cierta ocasión, Jack tuvo la
perversidad de preguntarle a uno de los investigadores del caso si creía
que las prostitutas de Austria tenían miedo. "Creo que están aterradas", respondió
el investigador, y Jack usó esa respuesta para alertar a la sociedad
austríaca sobre el hecho de que un asesino serial estaba actuando.
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