En la tarde del 22 de agosto de 1988, Mary Konno, de cuatro años de edad desapareció luego de salir a jugar con una amiga. Tras no encontrarla, su padre la reportó como desaparecida a la Policía de Saitama. Mary Konno había sido engañada por Miyazaki, quién le ofreció un paseo en su Nissan Langley negro. Miyazaki condujo hacia el oeste de Tokio y detuvo el coche debajo de un puente, en un sendero boscoso. Allí, Miyazaki se sentó junto a la niña por media hora antes de asesinarla. Tras cometer el crímen, desnudó el cuerpo y abuso sexualmente de él. Luego, tomó las ropas de la niña y regresó a su coche.
El 3 de octubre de 1988, Miyazaki conducía con su coche por una carretera de la Prefectura de Saitama cuando se topó con Masami Yoshizawa, de 7 años de edad. Luego de convencer a la niña para dar un paseo, Miyazaki condujo a la misma zona boscosa donde había asesinado a Mary Konno. Allí, y en un arrebato asesino, atacó por detrás a la niña y la asesinó. Nuevamente, abusó sexualmente del cuerpo, tomó las ropas y se escapó en su coche.
La Policía lanzó una búsqueda masiva para encontrarla al tiempo que por altavoces alertaba a los padres de mantener controlados a sus hijos. Sin embargo, la búsqueda fue infructuosa, y ni el cuerpo de Mary Konno ni el de Masami Yoshizawa fueron encontrados.
El 12 de diciembre de 1988, Miyazaki asesinó nuevamente; esta vez a una niña de cuatro años de edad de Kawagoe. La niña era Erika Namba, quien regresaba de la casa de un amigo cuando Miyazaki la secuestró, obligándola a subir al coche. Éste condujo hasta un aparcamiento en Naguri. Allí, cólocó a la niña en el asiento posterior del vehículo y la obligó a desnudarse, tras lo que le tomó fotografías. Tras casi ser visto por un auto que pasó por al lado de su coche, Miyazaki asesinó a la niña. Luego, ató al cadáver de pies y manos, lo envolvió en una sábana y lo colocó en el baúl del coche. Se deshizo de las ropas en un bosque cercano y colocó el cuerpo de la niña en una zona boscosa cerca del aparcamiento.
Al día siguiente, el cuerpo de la niña fue encontrado y quinientos policías exploraron el bosque en busca de más pruebas. También, la policía supo que tanto la familia de Mary Konno como de Erika Namba habían estado recibiendo llamados extraños en el teléfono así como cartas que hacían alusión al asesinato de las niñas.
El 6 de febrero de 1989, el padre de Mary Konno encontró una caja en la puerta de su casa con restos cremados de la niña así como prendas de ropa junto a un escrito que decía: "Mary. Huesos. Cremación. Investigar. Probar". Días después, el 11 de febrero, la policía recibió una carta de tres páginas en las que un tal "Yoko Imada" confesaba el crímen de Mary Konno. También se burlaba de la Policía y de las esperanzas que tenían los padres de la pequeña de encontrarla con vida. Miyazaki seguiría perturbando a los padres de Konno por mucho más tiempo.
En el verano de 1989, Miyazaki volvió a cometer un delito, esta vez convenció a una niña de bajarse las bragas para poder fotografiarla, pero cuando estaba en el proceso de tomar las fotografías, unos vecinos fueron alertados y persiguieron a Miyazaki, quien logró escapar. Sin embargo, su apetito sexual lo obligaría a volver el día 6 de junio de 1989 en un parque de Ariake cerca de la bahía de Tokio. Allí encontró a Ayako Nomoto de cinco años de edad, a quien convenció de dejarse tomar fotografías. Luego la convenció de subirse a su coche. Condujo unos ochocientos metros y aparcó el coche, donde asesinó a la niña. Luego envolvió el cuerpo en una sábana y lo colocó en el maletero del coche.
Miyazaki llevó el cuerpo a su apartamento, donde luego de comprar una cámara nueva, fotografió al cuerpo de la niña en diferentes posiciones. También tomó filmaciones del mismo mientras se masturbaba. Miyazaki pasaría los próximos dos días con el cuerpo practicando necrofilia y filmando, así como tomando fotografías.
Cuando el olor se hizo insoportable, Miyazaki decapitó el cuerpo, le cortó las manos y el torso. Abandonó el torso en un cementerio y la cabeza en una pradera mientras que conservó las manos, bebiéndo la sangre y comiendo parte de una de ellas. Temiendo que la policía encontrara los restos, dos semanas después del crímen, Miyazaki volvió a recoger los restos, los cuáles llevó a su habitación, donde los escondió hasta que decidió quemar todo rastro. Desde las ropas hasta el mismo cadáver.
La policía sin embargo, encontró el torso en el cementerio y lanzó una cacería humana por el asesino. Miyazaki se vio frustrado pero su compulsión lo llevaría a intentar nuevamente y finalmente a su detención.
El 3 de octubre de 1988, Miyazaki conducía con su coche por una carretera de la Prefectura de Saitama cuando se topó con Masami Yoshizawa, de 7 años de edad. Luego de convencer a la niña para dar un paseo, Miyazaki condujo a la misma zona boscosa donde había asesinado a Mary Konno. Allí, y en un arrebato asesino, atacó por detrás a la niña y la asesinó. Nuevamente, abusó sexualmente del cuerpo, tomó las ropas y se escapó en su coche.
La Policía lanzó una búsqueda masiva para encontrarla al tiempo que por altavoces alertaba a los padres de mantener controlados a sus hijos. Sin embargo, la búsqueda fue infructuosa, y ni el cuerpo de Mary Konno ni el de Masami Yoshizawa fueron encontrados.
El 12 de diciembre de 1988, Miyazaki asesinó nuevamente; esta vez a una niña de cuatro años de edad de Kawagoe. La niña era Erika Namba, quien regresaba de la casa de un amigo cuando Miyazaki la secuestró, obligándola a subir al coche. Éste condujo hasta un aparcamiento en Naguri. Allí, cólocó a la niña en el asiento posterior del vehículo y la obligó a desnudarse, tras lo que le tomó fotografías. Tras casi ser visto por un auto que pasó por al lado de su coche, Miyazaki asesinó a la niña. Luego, ató al cadáver de pies y manos, lo envolvió en una sábana y lo colocó en el baúl del coche. Se deshizo de las ropas en un bosque cercano y colocó el cuerpo de la niña en una zona boscosa cerca del aparcamiento.
Al día siguiente, el cuerpo de la niña fue encontrado y quinientos policías exploraron el bosque en busca de más pruebas. También, la policía supo que tanto la familia de Mary Konno como de Erika Namba habían estado recibiendo llamados extraños en el teléfono así como cartas que hacían alusión al asesinato de las niñas.
El 6 de febrero de 1989, el padre de Mary Konno encontró una caja en la puerta de su casa con restos cremados de la niña así como prendas de ropa junto a un escrito que decía: "Mary. Huesos. Cremación. Investigar. Probar". Días después, el 11 de febrero, la policía recibió una carta de tres páginas en las que un tal "Yoko Imada" confesaba el crímen de Mary Konno. También se burlaba de la Policía y de las esperanzas que tenían los padres de la pequeña de encontrarla con vida. Miyazaki seguiría perturbando a los padres de Konno por mucho más tiempo.
En el verano de 1989, Miyazaki volvió a cometer un delito, esta vez convenció a una niña de bajarse las bragas para poder fotografiarla, pero cuando estaba en el proceso de tomar las fotografías, unos vecinos fueron alertados y persiguieron a Miyazaki, quien logró escapar. Sin embargo, su apetito sexual lo obligaría a volver el día 6 de junio de 1989 en un parque de Ariake cerca de la bahía de Tokio. Allí encontró a Ayako Nomoto de cinco años de edad, a quien convenció de dejarse tomar fotografías. Luego la convenció de subirse a su coche. Condujo unos ochocientos metros y aparcó el coche, donde asesinó a la niña. Luego envolvió el cuerpo en una sábana y lo colocó en el maletero del coche.
Miyazaki llevó el cuerpo a su apartamento, donde luego de comprar una cámara nueva, fotografió al cuerpo de la niña en diferentes posiciones. También tomó filmaciones del mismo mientras se masturbaba. Miyazaki pasaría los próximos dos días con el cuerpo practicando necrofilia y filmando, así como tomando fotografías.
Cuando el olor se hizo insoportable, Miyazaki decapitó el cuerpo, le cortó las manos y el torso. Abandonó el torso en un cementerio y la cabeza en una pradera mientras que conservó las manos, bebiéndo la sangre y comiendo parte de una de ellas. Temiendo que la policía encontrara los restos, dos semanas después del crímen, Miyazaki volvió a recoger los restos, los cuáles llevó a su habitación, donde los escondió hasta que decidió quemar todo rastro. Desde las ropas hasta el mismo cadáver.
La policía sin embargo, encontró el torso en el cementerio y lanzó una cacería humana por el asesino. Miyazaki se vio frustrado pero su compulsión lo llevaría a intentar nuevamente y finalmente a su detención.
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