
En 1913 se traslada a vivir a Barcelona, donde reside hasta el inicio de la Guerra Civil española. En la capital catalana trabaja en la biblioteca del Ateneu Barcelonès y colabora como articulista en distintas publicaciones como La Veu de Catalunya, Diario de Barcelona, La Publicitat, El Matí o El sol. Es autor, entre otras, de la obras en prosa Els sants de Catalunya (1919-1922), Per l'altar i per la llar (1928), los dos volúmenes de Any cristià (1929-1930) y de especial relevancia es la obra La minyonia d'un infant orat (1935), donde el autor narra con detalle y preciosismo sus vivencias de infancia. El volumen Poesies (1931) reúne los tres poemarios del autor: A sol ixent, Les corones (1917) y A sol alt (1931). Llorenç Riber deja, también, una valiosa herencia de traducciones de clásicos griegos y latinos, tanto al catalán como al castellano.
Es miembro de la Real Academia de la Lengua Española desde 1927. Finalizada la Guerra Civil, se va a vivir a Madrid, donde continua los trabajos en el mundo de la cultura, esta vez bajo las directrices del régimen franquista. Allí continua con las aportaciones periodísticas en medios como España, Noticiero de España, Diario de Barcelona o la revista Destino. En 1955 es condecorado con la "Gran Cruz de Alfonso el Sabio· y en 1956 vuelve a su pueblo natal, donde se establece por motivos de salud ya hasta su muerte, el mes de octubre de 1958.
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