Esta situación, sin embargo, no se prolongaría demasiado. En octubre de 1791, cuando tenía treinta y cinco años, María Francisca se desmayó entre convulsiones mientras estaba en misa. Murió poco después sin haber recuperado la conciencia, y la enterraron en el panteón de la familia Amat. Además de dejar sus bienes a la familia, pagó tres mil misas en su recuerdo y de su marido. Pero el recuerdo más duradero no pagó ese día: es la plaza y el Palau de la Virreina.
martes, 15 de diciembre de 2015
Leyendas en Catalunya (El Palacio de la Virreina [II])
Esta situación, sin embargo, no se prolongaría demasiado. En octubre de 1791, cuando tenía treinta y cinco años, María Francisca se desmayó entre convulsiones mientras estaba en misa. Murió poco después sin haber recuperado la conciencia, y la enterraron en el panteón de la familia Amat. Además de dejar sus bienes a la familia, pagó tres mil misas en su recuerdo y de su marido. Pero el recuerdo más duradero no pagó ese día: es la plaza y el Palau de la Virreina.
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